Tuesday, January 26, 2010

Elecciones en Chile y la lección para la oposición venezolana

Hace ya casi 20 años, el fin de la dictadura de Pinochet en Chile estuvo marcado por la restauración de la democracia y por la llegada de la coalición política Concertación al poder. Su símbolo, el arco iris, representa la variedad de proyectos e intereses que confluyen en la coalición, los cuales incluyen socialistas, socialdemócratas, demócrata-cristianos y radicales.


El pasado 17 enero, sorpresivamente, el tiempo de la Concertación en el poder llegó a su fin. Sebastián Piñera, economista y empresario con una de las mayores fortunas del país, según la revista Forbes, asumirá la presidencia de ese país el próximo 11 de marzo de 2010. Piñera no solamente significará el fin de la coalición Concertación en el poder sino que será el primer presidente de tendencia derechista, electo democráticamente, desde 1958 en Chile.

Escribo sorpresivamente porque lo logrado por la Concertación en Chile durante sus veinte años en el poder es francamente admirable. Desde 1990, el ingreso per cápita se ha triplicado en términos de capacidad adquisitiva, llegando a catorce mil trescientos dólares. Por demás, cabe mencionar la estabilidad política que ha conseguido Chile, principalmente como consecuencia del fortalecimiento sus instituciones democráticas. El mundo fue testigo de ello el 17 de enero de este año, cuando aunque la segunda vuelta estaba bastante reñida (Piñera ganó con un 51.6%, y una participación de solamente el 43% del electorado), el propio candidato de la Concertación, Eduardo Frei, acudió al comando de campaña de Piñera a felicitarlo.
Además, Frei no pudo ganar ni con el apoyo público que le suministró la actual Presidenta de Chile, y  figura principal de la Concertación, Michelle Bachelet, quien cuenta con 80% de aprobación popular.
Entonces, ¿qué pasó?, pues a simple vista, pareciera que la coalición Concertación tenía todas las de ganar. 
Una amiga chilena me dijo: la  alternabilidad nos hace bien. Increíble la madurez política de los chilenos, pensé yo. Así que pareciera que Chile no ha decidido ser gobernada por la derecha súbitamente, sino más bien que se ha cansado de la Concertación. Principalmente por dos razones: Frei, de 67 años, no era el candidato adecuado porque personificaba el fracaso de la Concertación de encontrar un candidato joven con ánimo, una cara nueva para la política chilena. En segundo lugar, no se realizaron primarias entre Frei y Marco Enríquez-Ominani, joven candidato independiente, quien logró más del 20% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, obligando así a Piñera y a Frei a ir a una segunda vuelta.
Es precisamente en estos hechos que la oposición política venezolana puede encontrar grandes lecciones de cara a las próximas elecciones parlamentarias del mes de septiembre.

En primer lugar, hay que jugar al desgaste de las políticas fallidas del Presidente Chávez, sobretodo ahora que a principios del 2010 se han hecho tan patentes. El problema de luz, agua, inseguridad y la devaluación del bolívar son problemas que afectan a todos los venezolanos sin distinción de colores políticos, y esto debe pasarle factura a Chávez y sus aliados, pero para ello se requieren dos cosas: informar y convencer incansablemente a la población de que la situación actual venezolana es imputable a las malas políticas de Chávez y además, presentando una alternativa seria y concisa para corregir los problemas ya mencionados.

En segundo lugar, hay que encontrar los candidatos adecuados para las elecciones parlamentarias. Específicamente hay que aprender de Chile en que Venezuela necesita caras nuevas, políticos jóvenes, que no tengan ningún vínculo con la llamada Cuarta República y que no estén vinculados con las malas políticas de la oposición en estos diez años de gobierno de Chávez. Es allí donde jugará una importancia fundamental las elecciones primarias, donde sea la voluntad del pueblo la que determine cuáles serán los candidatos a diputados de la Asamblea Nacional y en donde no se imponga la voluntad de determinados grupos políticos.


En estos momentos hay que recordar al escritor inglés Aldous Huxley cuando dijo que quizás la mayor lección de la Historia es que nadie aprendió las enseñanzas de historia. Hoy Venezuela puede aprender de Chile para no caer en los mismos errores políticos y alcanzar el objetivo deseado, que no es otro que ser mayoría en la Asamblea Nacional.

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