Hace apenas algunas semanas, la prestigiosa revista francesa France Football (encargada hasta hace algunos años de entregar el premio Balón de Oro) dedicaba un extenso reportaje para denunciar que Qatar, como sede del mundial de fútbol en el 2022, había sido comprada.
No es la primera vez que surgen denuncias en el seno de la Fédération Internationale de Football Association (la “FIFA” como es mundialmente conocida), institución que gobierna a 209 federaciones de fútbol de todo el planeta.
En el caso del mundial de Qatar, entre los señalados figuran Nicolás Sarkozy, ex-Presidente de Francia; Michel Platini, Presidente de la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (la “UEFA”); Sandro Rosell, Presidente del Barcelona Fútbol Club y Ricardo Teixiera, ex-Presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y actualmente exiliado en Miami por causas pendientes en Brasil, luego de que en 2012 la propia FIFA descubriera que tanto él como su suegro Joao Havelange (también ejecutivo de la FIFA), recibieron un multimillonario soborno al vender derechos televisivos.
Por su parte, el proceso de selección de Rusia como sede del mundial de fútbol de 2018 también ha estado plagado de investigaciones e incluso causó la suspensión de seis oficiales de la FIFA, dos de los cuales pertenecían al Comité Ejecutivo. Aunque el Congreso de la FIFA es la máxima instancia del organismo, tiene unas competencias muy específicas y se reúne únicamente una vez al año, por lo que la mayoría de las decisiones reposan en el Comité Ejecutivo, al cual le competen todas las decisiones que no pertenezcan al ámbito de responsabilidad del Congreso o no estén reservadas a otras instancias por la legislación vigente o los Estatutos de la Organización.
En pocas palabras, todo indica que la FIFA es un nido de corrupción, pero afortunadamente, dicha situación no solamente está teniendo eco en la prensa, sino que empresas relacionadas con el organismo que administra el fútbol a nivel mundial, como Adidas, Visa y Coca-Cola, ya han manifestado su preocupación por los incesantes rumores de corrupción que existen en dicho organismo.
En ese sentido, es importante acotar que aunque las regulaciones por parte de cada uno de los Estados e incluso por parte del derecho internacional se concentran en las formas más obvias de ilícitos en los deportes (por ejemplo, arreglo de partidos, apuestas ilegales y dopaje), es importante entender que la lucha contra la corrupción depende fundamentalmente de las propias auto-regulaciones que se impongan las organizaciones de deportes.
Como respuesta a todos los hechos descritos anteriormente, en el año 2011, el Comité Ejecutivo de la FIFA (presidido por el Presidente de la organización, Joseph Blatter) le solicitó ayuda al Profesor Mark Pieth, una autoridad mundial en materia anti-corrupción, con la finalidad de formar un grupo de expertos quienes tendrían como objetivo revisar detalladamente todos los procedimientos de decisión dentro de la FIFA y presentar las recomendaciones pertinentes para construir una FIFA más transparente.
Ese grupo, conocido como el Independent Governance Committee (“IGC”), ya se encuentra realizando sus mejores esfuerzos para acabar con la corrupción dentro del máximo órgano del fútbol mundial. Está compuesta por seis miembros encargados de asuntos jurídicos, y miembros de diversos grupos de interés que representan los distintos intereses dentro de la organización, como por ejemplo, asociaciones, ligas, clubes, jugadores, medios de comunicación y patrocinadores.
Su principal encomienda es examinar el procedimiento general que debe seguirse para cuando surjan conflictos de interés; mejorar los mecanismos de control interno, aumentar la transparencia de los programas de desarrollo de la FIFA, así como el buen gobierno en la comercialización de los derechos de dicha organización.
Específicamente, la primera fase del proyecto de renovación dentro de la FIFA estuvo centrada en la creación de órganos de control independientes y profesionales, tanto en el área judicial como en el área financiera, contando con el liderazgo de expertos independientes y reconocidos internacionalmente.
Así, desde el 2012, el Comité de Ética de la FIFA cuenta con un órgano que investiga, y otro que decide sobre las violaciones al Código de Ética, el cual fue también recientemente modificado por el Congreso de la FIFA en 2012. Dicho Comité, de importancia capital para vigilar que los funcionarios de la FIFA actúen de la manera más correcta posible, ya cuenta con el poder y los recursos para cumplir su propósito, incluso en el caso de que se estén investigando a las más altas autoridades del organismo o a las autoridades que reparten el dinero.
Este primer paso, concretado apenas el año pasado, es de suma importancia dentro de las reformas que debe adelantar el máximo organismo del fútbol mundial y los comentarios que se han recibido desde dentro del organismo han sido muy positivos. Sin embargo, todavía resta mucho trabajo por hacer y resulta muy preocupante las nuevas críticas que han surgido sobre el desarrollo de los cambios que debería estar sufriendo el organismo.
En tal sentido, hace apenas algunos días, el IGC hacía un llamado de atención al Comité Ejecutivo, y especialmente a Joseph Blatter, solicitándole que ejerzan su voluntad para adelantar las modificaciones restantes que hacen falta para arreglar las prácticas corruptas que han venido ocurriendo en el organismo. Aquí cabe destacar que expertos independientes del IGC han señalado directamente a la UEFA y específicamente a Michel Platini y Ángel María Villar como obstáculos para adelantar las reformas, estableciendo que ambos funcionarios prefieren darle prioridad a sus ambiciones para asegurar su poder dentro de la FIFA, antes que asegurar un verdadero cambio.
La fase de cambios que resta, todavía es de suma importancia e incluye medidas como limitar los períodos de ejercicio en sus cargos de los miembros del Comité Ejecutivo. Otra medida que sería significativa sería exigir la ratificación de los miembros del Comité Ejecutivo por el Congreso anual de la FIFA.
Adicionalmente, se requiere que dos miembros totalmente independientes se añadan al Comité Ejecutivo, a los efectos de salvaguardar la adecuada toma de decisiones en dicho órgano decisorio. No obstante, quizás la reforma de mayor importancia que resta es la modificación y el re-diseño del proceso de licitación y de la toma de decisiones para elegir las sedes para los mundiales de fútbol, y en donde se dan los mayores casos de corrupción.
Sin medidas de este tipo, las cuales la FIFA todavía está reacia a tomar, pareciera imposible que dicho organismo alcance una transparencia verdaderamente efectiva. El Congreso de este año se realizará el próximo 31 de mayo de 2013 y aunque eso ya ofrece poco tiempo para conseguir el apoyo necesario para ejercer la presión para que se adelanten las reformas correspondientes en materia anti-corrupción, es hora de que sean los propios fanáticos de este deporte los que empiecen a alzar su voz y exijan al organismo la corrección del rumbo, pues sería una vergüenza si el deporte más importante del mundo pierde la oportunidad de limpiar su imagen de una vez por todas.
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