Monday, June 14, 2010

El lado oscuro de Sudáfrica 2010: Expropiaciones sin indemnización

Resulta obvio que la celebración de un Mundial de Fútbol en un país como Sudáfrica trae innumerables beneficios. Varios voceros de Naciones Unidas han expresado que el hecho de que un país africano sea sede del que es probablemente el evento deportivo más importante del mundo, representa una oportunidad no solamente para ese país, sino para el resto del continente de proyectar el potencial africano para alcanzar la paz, y también su desarrollo definitivo.

 
Eventos deportivos de esta naturaleza representan un valioso legado en materia de infraestructura y turismo. De ser un éxito, el Mundial de Fútbol aumentará el orgullo africano sobre el continente, a la vez que habrá un notable incremento en la confianza de la comunidad internacional sobre el futuro del continente más pobre del globo terráqueo. En pocas palabras, el Mundial de Fútbol representa el renacimiento del continente africano, una África en donde grandes cosas son posibles, especialmente en la lucha contra el SIDA y la pobreza.
 
No obstante, como todo en la vida, la magna cita del fútbol no trae únicamente beneficios a los ciudadanos africanos. La preparación de un evento de esta naturaleza trae como consecuencia de que miles de habitantes, especialmente los más pobres, sean obligados a abandonar sus casas y así ceder el espacio para la construcción de las diferentes instalaciones para el desarrollo del evento: estadios, hoteles, centros de prensa, autopistas, etc. 

 
Por ejemplo, más de 20 mil personas fueron movilizadas del barrio Joe Slovo en Ciudad del Cabo a zonas más pobres, para permitir así la construcción de viviendas para ser alquiladas durante el desarrollo de la Copa del Mundo. Por lo tanto, nos encontramos así la figura de la expropiación forzosa, la cual no es extraña a eventos de esta naturaleza, puesto que por ejemplo, para la construcción del Parque Olímpico en Londres, ciudad sede de las Olimpíadas de Verano de 2012, se expropiaron la viviendas de 400 personas que habitaban en el sitio diseñado para la construcción de dichas instalaciones. Claro está, en la mayoría de los casos, esas personas no pueden regresar a sus hogares, puesto que sencillamente han sido sustituidas por instalaciones deportivas.
 
En el caso concreto de Sudáfrica, y desde el punto de vista del Derecho Internacional, la situación de las expropiaciones en el país africano ha dejado francamente mucho que desear. Tales expropiaciones, claro está, afectan no solamente el derecho a la propiedad privada, sino también el derecho a una vivienda digna y el derecho al respeto de la vida privada. Las Naciones Unidas han sido enfáticas en llamar la atención sobre el incumplimiento de los acuerdos realizados con los ciudadanos sudafricanos que perdieron sus hogares, puesto que sencillamente el cumplimiento de tales acuerdos o indemnizaciones no se ha concretado a estas alturas, y por demás, no han sido de ningún modo prioritarios para el gobierno sudafricano y la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA).
 

Para muestra, encontramos que en mayo de 2010, cientos de sudafricanos realizaron una fuerte protestas a las afueras del centro de operaciones de la FIFA en la ciudad de Soweto, exigiendo que cesaran las expropiaciones y la indebida interrupción no solo de su propiedad sino del desarrollo de sus vidas privadas. Obviamente, estos problemas se han acrecentado en vista de que la FIFA y el gobierno sudafricano concluyeron toda la infraestructura de la gran cita mundial con impresionantes retrasos.
 
En tal sentido, hay que recordar que la Constitución sudafricana establece en su Artículo 26, lo siguiente:
1.- Toda persona tiene derecho a tener acceso a una vivienda adecuada.

2.- El Estado debe tomar medidas legislativas razonables y de ser posible, de otra naturaleza, con los recursos disponibles, para lograr la realización progresiva de este derecho.

3.- Nadie puede ser desalojado de su casa, o que su casa sea demolida, sin una orden judicial emanada luego de la consideración de las circunstancias pertinentes. Ninguna ley podrá permitir desalojos arbitrarios.
No obstante, pareciera que el gobierno sudafricano olvidó la mismísima disposición constitucional a la hora de finiquitar los preparativos del Mundial de Fútbol. En otras palabras, el actuar del gobierno de Jacob Zuma, lleva a la conclusión de que dicho gobierno antepone el desarrollo de las ciudades a los derechos de los ciudadanos. Es por ello, que también es muy importante revisar las disposiciones de derecho internacional que se pronuncian a tal efecto, siendo la principal de ellas el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el cual en su Artículo 11, numeral primero, dispone lo siguiente:
1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho, reconociendo a este efecto la importancia esencial de la cooperación internacional fundada en el libre consentimiento. 
Aunque Sudáfrica firmó pero no ha ratificado el presente tratado, por lo tanto, no está obligado a cumplirlo, el derecho internacional ha dejado en claro que la expropiación forzosa de hogares en contra de la voluntad de las personas que las habitan, sin una efectiva restitución o indemnización, constituye una clara violación al derecho a una vivienda adecuada y por supuesto, al derecho a la propiedad privada.

 
 
Como ven, no todo es diversión y fiesta para el pueblo sudafricano en este mes de Mundial de Fútbol. En todo caso, hay que llamar la atención para que el gobierno cumpla con la Constitución y con las leyes y por qué no, con el derecho internacional, el cual es una excelente guía para todos los países en vías de desarrollo. La lucha a nivel de derechos humanos que ha existido en el derecho internacional durante los últimos sesenta años ha sentado una buena base para que cada día los Estados respeten más a sus ciudadanos, y en donde, no sólo Sudáfrica, sino múltiples gobiernos en el Mundo, recuerden que toda expropiación forzosa requiere una orden judicial a tal efecto, además de una debida indemnización.

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