Dentro de unos pocos días, o quizás horas, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunciará el que se convertirá en su nominado para ocupar el puesto del Juez Asociado John Paul Stevens cuando la Corte Suprema de Justicia reinicie su período ordinario de sesiones en octubre de este año. Hay que recordar, que de conformidad con el Artículo 2 de la Constitución norteamericana, corresponde al Presidente nombrar a los Jueces del Máximo Tribunal de dicho país para que estos sean posteriormente aprobados por el Senado.
Cabe destacar, que a lo largo de la historia, la mayoría de los Presidentes han nominado candidatos con los que guardan un nexo ideológico, aunque ello no es garantía para obtener sentencias afectas a los intereses presidenciales, puesto que el cargo es vitalicio y muchos Jueces han terminado sentenciando en contra del Presidente que los nominó. Sobre este proceso de nominación y aprobación para ser Juez de la Corte Suprema de Justicia resulta interesante que la Constitución norteamericana no establece ningún requisito para poder ser elegible, así que en teoría el Presidente puede nominar literalmente a cualquier persona para ocupar el cargo. No obstante, gracias a un alto sentido de institucionalidad que existe en Estados Unidos, el Senado, durante su proceso de confirmación, siempre se ha asegurado de nombrar candidatos que estén altamente calificados para ejercer el cargo y compartan los valores de la gran mayoría de los estadounidenses.
Es así, como será uno de los siguientes cuatro nombres lo que próximamente pronuncie el Presidente Obama como su candidato para suplir a Stevens, el cual durante su larga estancia sobre la Corte Suprema ha demostrado ser un excelente líder del sector liberal de la Corte, el cual recurrentemente tiene serios enfrentamientos con el sector conservador, que durante los últimos años ha sido mayoría. Veamos entonces el perfil de los candidatos del Presidente Obama al puesto:
1.- Elena Kagan. Es la actual Procuradora General de Estados Unidos, cuya principal función es argumentar en nombre de la Administración Obama ante la Corte Suprema de Estados Unidos. Nacida en 1960, es la primera mujer que ocupa dicho cargo, luego de haber sido confirmada por el Senado en el año 2009. Además, fue Decana de la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard, en donde se le atribuye haber conciliado bien entre los sectores liberales y conservadores de dicha Universidad. Por otro lado, fue durante muchos años profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Chicago, en donde se hizo muy amiga del Presidente Obama, además de haber ejercido como asesora legal de la Casa Blanca durante la Presidencia de Bill Clinton. Su currículum meramente académico representa una ventaja para el proceso de confirmación, pues a diferencia a los otros candidatos que son jueces, se conoce muy poco su opinión legal en los distintos temas de interés para los norteamericanos. No obstante, se sabe que cree en poderes presidenciales amplios, lo que genera miedo entre los propios partidarios del Partido Demócrata, puesto que podría representar un voto para revocar las sentencias que limitaron las facultades del Ejecutivo durante el gobierno de George W. Bush, primariamente en relación a los derechos humanos de los terroristas. Como una persona generadora de consenso, gusta más a los Republicanos que a los Demócratas, quiénes piensan que es mucho más conservadora que Stevens, por lo que su elección significaría la pérdida de un Juez liberal enérgico.
2.- Merrick Garland. Nacido en 1952, este Juez de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, al igual que el Presidente Obama es originario del estado de Illinois, en donde disfrutó de su infancia. Posteriormente, se gradúo como abogado en la Universidad de Harvard, y sirvió como asistente legal del Juez Asociado William Brennan Jr. en la Corte Suprema. Fue el papel que le tocó jugar como Fiscal encargado de las averiguaciones en el caso de Timothy McVeigh, el joven que colocó una bomba en la ciudad de Oklahoma lo que le dio notoriedad a nivel nacional. Su trabajo como Fiscal fue producto directo de su renuncia a una lucrativa asociación en la firma de abogados Arnold & Porter, en donde se dedicó principalmente a litigios relacionados con el monopolio de empresas. De él se conocen innumerables sentencias, en donde recurrentemente ha fallado a favor de los detenidos, lo que sin duda alguna no sienta del todo bien a los seguidores del Partido Republicano. Su excentricidad también lo ha hecho famoso, especialmente cuando en el año 2008, escribiendo una sentencia que encontró inadecuada la evidencia que estaba utilizando el gobierno para mantener preso a un prisionero en Guantánamo, citó un poema del escritor Lewis Carroll en donde el autor establece que una mentira dicha tres veces es verdad, haciendo referencia al insistente argumento del gobierno de que la evidencia era válida. Tal fallo lo concluyó escribiendo que pobre de la sociedad que parta de la base de que todo lo que diga el gobierno debe ser tomado como verdad.
3.- Sidney Thomas. Este juez de 56 años es quizás el menos conocido de los candidatos. Estudió Derecho en la Universidad estatal de Montana, y de confirmarse su posible nominación, sería el único de los 9 jueces que no ha recibido un título de una Universidad del Ivy League. Igual que Garland, su papel como juez ha dejado numerosas sentencias significativas que sin duda alguna podrían ser debatidas durante su eventual proceso de confirmación. Entre ellas destacan el caso de Nadarajah v. Gonzales, en donde le puso fin a cuatro años de detención de unos inmigrantes de Sri Lanka en territorio estadounidense, así como el famoso caso de MGM v. Grokster, en donde la Corte Suprema de Justicia anuló la sentencia que él redactó estableciendo que las empresas de distribución de software no son responsables por las violaciones de derechos de autor que se realicen utilizando sus productos.
4.- Diane Wood. Al igual que Garland y Thomas, es juez de una Corte de Apelaciones, cargo al que fue nombrada por el ex – Presidente Bill Clinton en 1995. Su nombre ya ha sonado con mucha fuerza en otras oportunidades para ocupar uno de los nueve puestos en la Corte Suprema de Justicia, pero la última vez, Obama prefirió a la juez de origen latino Sonia Sotomayor. Quizás es la que más tiene capacidad de liderazgo, pues como juez federal de la Corte de Apelaciones con sede en Chicago, ha sido un excelente contrapeso intelectual para sus dos homólogos conservadores. Los conservadores la han considerado sumamente liberal, y se cree que es la candidata que encontraría mayor oposición en el proceso de confirmación. Este habilidad de ejercer de contrapeso intelectual es precisamente una de las cualidades que busca Obama, quien quiere nominar a alguien que pueda hacerle frente al Juez Presidente John G. Roberts, quien fue nominado por George W. Bush y es ampliamente conservador. Pero además, Wood ha demostrado ser una juez de consenso, convenciendo muchas veces a sus compañeros conservadores en la Corte de Apelaciones. Entre las sentencias más importantes de Wood encontramos un caso en donde impidió que una ciudadana fuese deportada por el simple hecho de que ésta había llegado dos horas tarde a la audiencia debido a que su intérprete no había podido ser contactado. Es una firme defensora del aborto y del derecho internacional, aplicando y sosteniendo la importancia de principios básicos como el de non-refoulement. Su historia personal de superación es algo que también la pudiera beneficiar, ya que siempre ha logrado equilibrar sus responsabilidades familiares con su carrera, lo que se evidencia en el hecho de que cuando comenzó a dar clases en la Universidad de Chicago, era la única profesora mujer de la Facultad, y además tenía ocho meses de embarazo.
Independientemente de quien resulte el candidato, este escenario nos debe llamar particularmente a la reflexión a los ciudadanos venezolanos, en donde actualmente se han relajado los requisitos para ser Magistrado del más alto tribunal de nuestro país, puesto que ya no se necesitará ser especialista de la materia afín a la Sala a la cual se opta. Aunque sin duda alguna la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, como cualquier Tribunal Constitucional, tiene ciertos matices políticos, es garantía de independencia que estos jueces sean nombrados de forma vitalicia y además, que los que ocupan esos nueve puestos son abogados sumamente preparados y verdaderamente facultados para ejercer el cargo, lo que, lamentablemente, en muy pocas oportunidades sucede en nuestro país.
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